lunes, 25 de mayo de 2020

El estado ausente y el inmenso odio al campo hace que los delincuentes sigan su faena.

Lo que el productor argentino produce es de su propiedad y su decisión de comercializarla es una decisión libre y soberana la que debe ser tomada conforme a necesidades y expectativas, ello sería fácil de advertir en una República normal, sin embargo cuesta que se entienda, fundamentalmente, por una marcada predica de opinólogos y políticos que hacen constante referencia al ritmo de liquidación de exportaciones y crean un ambiente culposo,
cargando al sector agropecuario por la ausencia de dólares de circulación en el país. Hablan de la cosecha como si fuera de todos y dejan al productor que soporte la inversión y el riesgo; Son estos los repartidores de sudor ajeno.
En estos días asistimos a un creciente número de casos de roturas de silobolsas en distintos lugares del país, hecho que no es nuevo, pero que en determinado momento recrudece y parece estar estrechamente vinculado a un odio ideológico hacia el campo que encuentra su canalización en romper silobolsas para expresar su locura y violencia.
Paradójicamente de los cientos de casos ocurridos en estos años no conocemos un solo hecho esclarecido, identificados sus responsables y condenados por la justicia, este punto resulta central, muestra una justicia paralizada, incapaz de proporcionar mínimamente una respuesta ante fenómenos que se acrecientan y lo seguirán haciendo en la medida que no reciban su castigo.
En épocas de pandemia, con rutas fuertemente custodiadas para los ciudadanos honestos, cuesta entender que puedan circular delincuentes a romper silos y que jamás se los pueda identificar, un Gobierno que dice ser para todos, debiera tener una respuesta contundente para evitar tanto vandalismo artero.
Tampoco se escucha a nadie del Gobierno y en especial a los responsables del área agropecuaria, condenando estos hechos y haciendo visible que se encuentran trabajando para evitar nuevos hechos.
Desde CRA hacemos llegar nuestra solidaridad a todos aquellos productores que han visto desaparecer su trabajo en mano de delincuentes, presumiblemente apañados por un sistema de permiso ideológico y nulo accionar de la justicia.